El Pimenton

blog de debate y crítica marxista

Debate sobre burocracia sindical en el Frente de izquierda


Lucas Poy en Prensa Obrera (No. 1196) da cuenta de nuestra intervención en la primera Jornada de Debate de la Asamblea de Intelectuales del Frente de Izquierda (sábado 24 de setiembre). Se dice que desde el Grupo de Apoyo al Frente de Izquierda “se cuestionaron elementos de la caracterización del PO sobre la transición en curso en el movimiento sindical y el alcance de la crisis de la burocracia”. Pero en vez de mencionar nuestros argumentos, estos son reducidos a otros planteamientos. “El planteo en realidad retoma elementos de un planteamiento más general, que cuestiona el propio concepto de burocracia sindical; lejos de una expropiación de los sindicatos por parte de una capa superior, ella sería la expresión de una cierta correlación de fuerzas e incluso de una conciencia de la clase obrera. Esta caracterización fundamenta la política de cavar trincheras con la burocracia, esgrimida por Pianelli del Subte y otros sectores del ex MIC”.

En la Jornada habíamos cuestionado una frase de los documentos programáticos del Frente. Dice: “El Frente de izquierda quiere recuperar los sindicatos para los trabajadores, terminando con la lacra de la burocracia sindical de los Pedraza, Zanola, Moyano, Martínez o Barrionuevo, que han copado las organizaciones obreras en su propio beneficio y liquidado la democracia sindical” (“Octubre: los desafíos que propone el Frente de Izquierda”). Aquí habíamos señalado que la burocracia sindical es un grupo social (“capa”) que genera intereses propios pero se sostiene en relación con intereses del grupo que representa. Nos dedicamos a este último punto.

La burocracia interviene activamente en la corporatización y fragmentación de la clase obrera, así como en la reproducción del capitalismo, incorporando las contradicciones propias de la lucha sindical (puja salarial). La posibilidad de la reproducción de la burocracia, como capa y como relación social, dependerá del proceso de estas contradicciones. En otras palabras, de la posibilidad de concesiones parciales, a fracciones de los trabajadores, en períodos delimitados. Las crisis limitan la posibilidad de estas concesiones, pero estas crisis no son constantes y afectan sectorialmente de manera distinta a las fracciones de la clase trabajadora. Si bien creemos que el capitalismo conduce a crisis recurrentes, producto de sus antagonismos, la distancia entre una recuperación y otra, entre una crisis y otra, se vincula con el proceso de la lucha de clases. El capitalismo puede recomponerse ante la falta de una alternativa desde la clase obrera. Así, en las fases de los ciclos, mientras no se resuelva la crisis estructural, operan las concesiones parciales que retardan la muerte de la burocracia y el capitalismo.

Prensa Obrera tergiversa nuestras posiciones. Se afirma que negamos el concepto (y realidad) de la burocracia sindical, mientras que estamos criticando la reducción (más allá de cuestiones de agitación política) de la misma a la satisfacción de intereses propios de capa. Prensa Obrera tiende a un reduccionismo con el que no puede mirar la dinámica contradictoria que se expresa en la burocracia sindical. Como capa social, la burocracia encuentra apoyo en las fuerzas del sistema social (burguesía, estado) pero tiene que realizar concesiones e incluso movilizar trabajadores para poder seguir oficiando su papel en las relaciones laborales. En cambio, para PO no hay concesión alguna en el contexto de la bancarrota y la catástrofe capitalista. De aquí que Lucas Poy entienda que para defender su definición sobre burocracia sindical haya que afirmar la tesis catastrofista, el nexo recíproco entre ambos fenómenos. Esta tesis catastrofista sobre el capitalismo y la burocracia sindical lleva a PO a afirmar como una constante la crisis y la decadencia de toda superestructura estatal burguesa, incluyendo aquí a la burocracia sindical.

En un documento propuesto parala Jornada (“La transición al movimiento obrero”) los compañeros afirman que “el movimiento sindical atraviesa una etapa de transición política. De un lado, la vieja burocracia sindical, ahora con el ropaje del moyanismo y de una CTA en parte kirchnerizada, asiste a una crisis irreversible” (p. 13). Esta crisis (el documento es de 2009) es producto del “veloz agotamiento del kirchnerismo. De nuevo: el proceso sindical se encuentra condicionado por factores sociales y políticos de conjunto; esto no se debe perder nunca de vista.

El kirchnerismo consolida la pérdida adquisitiva del salario generada por la crisis de 2001. Con la inflación y la crisis mundial, el poder adquisitivo de los obreros sindicalizados ha vuelto a caer, mientras tienen lugar despidos masivos y suspensiones, en especial entre compañeros contratados” (p. 15). Esto es coherente con la idea de que “las reivindicaciones más elementales (…) son contradictorias y en cierto punto incompatibles con el régimen capitalista; en todo caso requieren un despliegue de la acción directa de las masas (…) La crisis de conjunto del capitalismo pone de relieve el abismo que separa a las masas y al movimiento clasista de la burocracia sindical” (p. 16). “La bancarrota capitalista priva de márgenes de maniobra a la burocracia sindical” (p. 17). Sin embargo, afirmar que no existen “márgenes de maniobra” para la burocracia (o gobierno en su caso) no permite observar las relaciones de fuerzas en el seno de la clase obrera y la sociedad. Decir esto no implica, como escribe Lucas Poy, reconocer a la burocracia como una relación de fuerzas sin otra determinación, ni menos avalarla. La burocracia constituye una capa, cumple una función, las cuales tienen bases sociales y se reproducen en cierta relación de fuerzas. Tampoco podemos aceptar que introducir este elemento de realismo político básico conlleva la aceptación de la burocracia. El combate revolucionario identifica cierto antagonismo sin desconocer las formas concretas de desarrollo del mismo. Pero este desconocimiento es el que aparece en Prensa Obrera.

Las direcciones burocráticas reprimen las tendencias revolucionarias o autónomas del movimiento obrero y se ven obligadas a conseguir pequeñas reivindicaciones para mantenerse, cuando la represión no alcanza. Precisamente en el período 2003 en adelante la reactivación económica permitió una recuperación del salario real en relación a la depresión de los años anteriores, que no cambia la tendencia de mediano plazo (desde los 70) de caída, pero que en el corto plazo implica un cambio importante de las relaciones de fuerzas sociales y políticas. En el “análisis” de PO se mezcla todo en una gran crisis estructural (fechada en los 70 en el documento girado ala Jornada) que recorre a los sindicatos y al gobierno. Estos debates en el seno del frente de izquierda son importantes. Como sostenemos reiteradamente, esto es coherente con el significado estratégico del FIT como momento de agrupamiento revolucionario, más allá de una táctica electoral para sortear el régimen proscriptivo. Esta conciencia estratégica deberá plasmarse en mayores niveles de debate y unidad, especialmente en el movimiento obrero.

 

También publicado en

Blog de la Asamblea de Intelectuales Docentes y Artistas del FIT

Algunos extractos de esta nota fueron publicados en el Correo de lectores de Prensa Obrera

Deja un comentario

elpimentonblog@gmail.com

Enter your email address to follow this blog and receive notifications of new posts by email.

Únete a otros 9 suscriptores